El cine de terror es un género cinematográfico que se caracteriza por su voluntad de provocar en el espectador sensaciones de pavor, terror, miedo,
disgusto, repugnancia, horror, incomodidad o preocupación. Sus
argumentos frecuentemente desarrollan la súbita intrusión en un ámbito
de normalidad de alguna fuerza, evento o personaje de naturaleza
maligna, a menudo de origen criminal o sobrenatural.
El cine de terror es un género rígidamente codificado por la
industria y que a su vez posee muchos subgéneros, cada uno regido por
sus reglas propias, y sometido a normas bien precisas que raramente son
intercambiables entre subgéneros.
De entre todas las variantes surgidas en la historia del género,
cabría entresacar una escueta clasificación con arreglo a la temática
general:
- Las preguntas sobre el más allá y lo desconocido que han generado toda la serie de zombis, momias, fantasmas, vampiros, extraterrestres, etc.
- El miedo a la tiranía cruel, escenificado, por ejemplo, a través de la relación del Conde Drácula con sus súbditos y víctimas, o bien en la potencia amenazadora de brujos malignos o monstruos, como es el caso de Fu Manchú, King Kong y tantos otros.
- Lo monstruoso en sí mismo, relacionado con lo anterior: la aparición de la anormalidad que alarma y atemoriza; tiene su mejor ejemplo en el viejo Frankenstein, y más modernamente, los Alien, Predator, etc.
- La pérdida de identidad y el miedo a la locura, visible en filmes como La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956), donde unos seres ocupan los cuerpos suplantando la personalidad de sus víctimas; El exorcista (William Friedkin, 1973), la posesión de la protagonista por el demonio, o la transformación del Dr. Jekyll en el monstruo Mr. Hyde que anida en su interior, en las muchas versiones cinematográficas que ha tenido esta historia; también, Psicosis, de Alfred Hitchcock.
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