Un espíritu o ser espiritual es una supuesta entidad no corpórea que aparece en muchas religiones.
En algunas partes del mundo se cree que los espíritus son capaces de poseer a las personas.
Históricamente, los espíritus han sido atribuidos un número de
poderes, tanto sobre la naturaleza como sobre seres humanos. Muchas
veces se dice que los poderes de un espíritu están ligados a su
propósito de creación.
También la religión católica reconoce dones en la figura del Espíritu
Santo, pero no para que los usase él, pues no son de él, sino para que
los transmitiese a los humanos, por gracia divina (Dios otorgaría uno o
varios dones a una persona en un momento dado, a través de él, que hace
las veces de mensajero).
La palabra espíritu viene del Latín spiritus, que significa aliento o respiro, y como el aliento es sinónimo de vida, la palabra denota que el alma que sigue viviendo se separa del cuerpo muerto o cadáver, pero como tiene aliento metafóricamente se entiende que sigue viva.
La palabra "inspirar" (del latín inspirare) tiene la misma raíz que espíritu. Es un término compuesto del prefijo in (dentro) y del verbo spirare (respirar).
En la Biblia, la palabra ruah (רוח, cuyo significado es "viento") se suele traducir como espíritu de esencia divina, lo que nos ha llegado como Espíritu Santo. Es por ello que en la escena de pentecostés,
el Espíritu Santo es representado como el "viento" y también el "fuego"
que transforma a los apóstoles de Jesús y les da la fuerza para salir
al mundo a predicar su palabra; Es "el fuego que enciende otros fuegos",
es decir, que "inspira".
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