Los Nefilim o Nephilim, (en idioma hebreo נְּפִלִים “Néfilim”, en plural, que viene de nafál: "caer", y de ahí “los caídos” o “los que hacen caer".1 ) La Septuaginta traduce esta expresión como γίγαντες y la Vulgata como “Gigantes”. Son, en la Biblia y otros escritos religiosos judíos y cristianos tempranos, un pueblo de gigantes o titanes que se mencionan en el Génesis 6:4 y en el Libro de los Números 13:33.
En realidad, los Nefilim eran los descendientes de los "hijos de
Dios" y las "hijas de los hombres" antes del Diluvio según el Génesis
6:4; el nombre también se utilizaba para hacer referencia a los gigantes que habitaron Canaán en el momento de la conquista Israelita de Canaán según Números 13:33.
Los Anunnaki son un grupo de deidades sumerias y acadias que están relacionadas con los Anunna (véase los cincuenta grandes dioses) y con los Igigi, los dioses menores.
Según un mito babilónico y sumerio, los Anunnaki fueron los hijos de Anu,
el cielo. Anu, a su vez, era hijo de los hermanos Anshar y Kishar,
dioses del cielo y la tierra respectivamente. Por tanto, Anu era nieto
de los dioses fangosos Lahm y Lahmu, guardianes del templo en Eridu, en el cual tuvo lugar la Creación según el mito. Lo que convierte a los Anunnaki en los bisnietos de los guardianes del templo de la Creación.
Enlil,
señor del aire e hijo de Anu, sustituyó a su padre al frente del
consejo de los Anunnaki y esta decisión provocó una disputa entre él y
su hermanastro Enki, el señor de la tierra, dios triton del agua dulce, de la sabiduría, considerado por muchos como un alquimista.
Los Igigi, los dioses menores, rehusaron continuar trabajando para
mantener la armonía del Universo y Enki, en el Shabbat o Shappatu, creó a
la humanidad para que ésta asumiera la responsabilidad de realizar las
tareas que los dioses menores habían abandonado. Los Anunnaki, el alto
consejo de los dioses y de Anu, fueron distribuidos por el planeta
Tierra y el mundo subterráneo. Algunos de ellos fueron el propio Enki, Asaru, Asarualim, Asarualimnunna, Asaruludu, Namru, Namtillaku o Tutu.
El azerbaiyano Zecharia Sitchin publicó una decena de libros conocidos cómo Crónicas de la Tierra a partir de la década de 1970.
En ellos, supuestamente quedaban traducidas tablas sumerias de
escritura cuneiforme y textos bíblicos en su escritura original. El
primero de ellos, El 12º planeta2 , da una versión ampliada y algo distinta del Génesis.
El libro narra la llegada de los Anunnaki (Elohim o Nefilim bíblicos) a la Tierra procedentes del imaginario Nibiru
hace unos 450.000 años. Eran seres altos de unos 3 metros de altura de
piel blanca, cabellos largos y barba, quienes se habrían asentado en Mesopotamia y que, por ingeniería genética, aceleraron la evolución del Neanderthal a Homo Sapiens aportando su propia genética, por la necesidad de tener trabajadores esclavos.
Según la saga de Sitchin, la tecnología y poder de los Anunnaki aún
no ha sido superada, plantea que podían efectuar viajes espaciales y
manejar la ingeniería genética hace 450.000 años, y que habrían dejado
sus rastros en toda la Tierra con tecnología aún desconocida como por
ejemplo con pirámides (egipcias, mayas, aztecas y chinas), Stonehenge, el "puerto espacial de Baalbeck", las líneas de Nazca y hasta Machu Pichu.
En la mitología, los Gigantes son criaturas humanoides de tamaño y fuerza prodigiosos, son seres legendarios
que aparecen en historias de muy diferentes razas y culturas. Suelen
ser violentos y se dice con frecuencia que comen humanos, especialmente
niños. Otros, sin embargo, son simpáticos e inteligentes, como los
gigantes de Oscar Wilde.
La diferencia de tamaño ha sido una forma de enfatizar la importancia
de ciertos personajes tanto como para denotarlos como seres monstruosos
aunque de forma humana. Abundan las referencias a gigantes en la
mitología antigua. Los gigantes también figuran en gran cantidad de cuentos de hadas e historias folclóricas, como en Pulgarcito.
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