El Anciano de los Días: ¿Una máquina de alta tecnología para producir alimentos?





La arca de la alianza judía es uno de los objetos más enigmáticos y misteriosos de la historia. Durante años, se ha especulado sobre su verdadera naturaleza y función, y se han propuesto diversas teorías al respecto. Una de las más sorprendentes es la que sugiere que la arca era en realidad una máquina de alta tecnología para producir alimentos.

Esta teoría fue propuesta hace más de 40 años por dos ingenieros estadounidenses, y posteriormente fue recreada y completada por el investigador español Antonio Rivera. Aunque no ha sido aceptada por la comunidad científica, las pruebas aportadas por estos investigadores son sorprendentes y hacen que las dudas se disipen de manera inesperada.

Según esta teoría, la arca de la alianza era en realidad lo que en el zohar (nombre que en hebreo antiguo significa libro de esplendor) se denomina "el anciano de los días". Este objeto era una sofisticada máquina productora de Maná, el alimento a base del cual subsistieron durante 40 años los israelitas en el desierto del Sinaí.

La máquina se dividía en tres partes principales: el gran mar (tanque de cultivo de la clorella), el recipiente que contiene fuego (reactor nuclear) y los testículos y el pene (depósitos de almacenamiento del maná procesado y tubos de salida del mismo). Todo esto se describe en el Zohar con símiles antropomórficos, anatómicos y biológicos para describir sus distintas partes y componentes.

Además, según esta teoría, existieron dos arcas de la alianza y no una como se cree comúnmente. La arca que acompañó a los israelitas durante su largo tiempo por el desierto era en realidad una réplica de la verdadera arca, que se encontraba guardada en el santuario de Siloé, a unos 40 kilómetros al norte de Jerusalén.

El anciano de los días estaba guardado en el santuario del Tabernáculo, un recinto rectangular que en realidad era un templo portátil. A su servicio estaban los sacerdotes de la tribu de Leví, los levitas, que cuidaban de él y de su mantenimiento.

Un aspecto siniestro de la máquina es que podía matar a los imprudentes que intentaban penetrar en el corazón del Tabernáculo para contemplarla. Si la máquina no los mataba, lo hacían los sacerdotes. Nadie excepto ellos podían ver al anciano de los días.

Después del Éxodo de los israelitas, el anciano de los días fue instalado en el santuario de Siloé, donde permaneció por muchos años sin causar mayores desgracias. Hasta que el rey David decidió llevarlo a Jerusalén, donde se lo instaló en una tienda que era una réplica del Tabernáculo.

Aunque esta teoría no ha sido aceptada por la comunidad científica, es sorprendente la cantidad de pruebas y evidencias que se han recogido para apoyarla. Además, esta teoría explica muchos misterios bíblicos y costumbres judías, y arroja nueva luz sobre la posibilidad de antiguas visitas extraterrestres.

En definitiva, la arca de la alianza sigue siendo un objeto misterioso e intrigante, y quizás nunca sepamos con certeza cuál fue su verdadera naturaleza y función. Pero lo que es seguro es que seguirá siendo objeto de estudio y especulación durante muchos años más.

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