¿Hubo árboles gigantes en la antiguedad?



Existen muchas cosas sobre el pasado de nuestro planeta que todavía se nos escapan a la razón, o al sentido común. Cosas tan increíblemente extrañas o surrealistas que, tan sólo pensarlas, las etiquetamos como "imposibles" o "irreales". Una de esas cosas a las que, seguramente, le colgaréis una de esas dos etiquetas, o ambas, o quién sabe si incluso alguna más. Esta teoría en cuestión plantea que un pasado lejano, hace miles o tal vez millones de años, existieron en nuestro planeta árboles gigantes que habían podido llegar a medir hasta 60 km de alto.

Cuando nosotros estamos acostumbrados a ver árboles de 20 o 30m que ya nos parecen altísimos, así pues la idea de que pudiese haber existido tan sólo un árbol de tal magnitud se nos hace prácticamente imposible de creer. Sin embargo, contra todo pronóstico, existen ciertas pruebas que corroboran la posible existencia de estos árboles gigantes de la antigüedad.

Es aquí donde entran en juego algunas de las mesetas del nuestro planeta cuya forma y materiales nos revelan a gritos la existencia de que hay algo que no termina de encajar.

La Torre del Diablo en Estados Unidos, La Mesa Redonda en Jalisco, México, El cerro de Autana en Venezuela que incluso en este existe una cueva de cuarzo en su interior,  sólo por mencionar algunos, son la prueba más evidente de la posible existencia de estos gigantes en una era pasada. En efecto, estamos suponiendo que estos enormes lacolitos  no son  en si solo "lacolitos" sino unos antiguos árboles gigantes cortados casi perfectamente hasta su base.

 Ahora bien, la teoría de que sean  posibles árboles gigantes se refuerza al mirar de cerca la forma del material de estas estructuras aparentemente volcánicas y encontrar formas hexagonales perfectas, mil veces más semejantes a las vetas de la madera que a una formación por lava solidificada y otros materiales. A esta forma se le da el nombre de estructura basáltica hexagonal y podemos encontrarla alrededor de todo el mundo, desde en las colmenas de las abejas hasta en los ojos de las moscas.

Entonces, ¿es posible probar la existencia de antiguos árboles gigantescos a partir de bases todavía más sólidas y  menciones en antiguos escritos? La respuesta es sí.

Es bien sabido que uno de los componentes de los árboles de hoy en día es el carbono, pero si suponemos que pudo haber árboles gigantes compuestos por silicio en una época pasada y sabiendo que el silicio es un gran conductor, estos árboles gigantes de silicio podrían haber albergado una gran cantidad de información y energía, por lo que podrían haber llegado a medir alturas inimaginables.
Sea como sea, hoy en día el misterio de estos antiguos gigantes de madera sigue siendo una incógnita para la mente humana y su existencia tampoco puede ser probada del todo pues todavía faltan varias piezas de este complicado rompecabezas.

Aún así, que su existencia siga siendo bastante posible nos hace replantearnos, finalmente, varias preguntas: ¿por qué se extinguieron?, ¿por qué no hay evidencias más claras que nos lleven a dar el paso definitivo a darle el "si" a su existencia?, y la más inquietante de todas: todas las mesetas, colinas, lacolitos... que podrían ser antiguos árboles gigantes aparecen partidos como si hubiesen cortado el árbol limpiamente por la base, ¿quién o qué los cortó?

Incógnitas que, sin duda, tardarán muchos tiempo en resolverse...

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