Un brujo o una bruja es una persona que practica la brujería.
Si bien la imagen típica de un brujo o de una bruja es muy variable
según la cultura, en el mundo occidental se asocia particularmente a una
bruja con una mujer con capacidad de volar montada en una escoba, así como con el Aquelarre (lugar de brujas) y con la caza de brujas (búsqueda e identificación de brujos y brujas). Al brujo algunos lo asocian con el vidente o con el clarividente, otros lo asocian con el chamán (quien es un especialista de la comunicación con las potencias de la naturaleza y con los difuntos), mientras que otros lo asocian con un brujo de tribu
más orientado a la curación de enfermos del cuerpo y del alma, etc. La
bruja (en femenino) es un personaje recurrente de la imaginación
contemporánea, que perdura y se afirma gracias a los cuentos, las novelas, las películas, así como a través de ciertas fiestas populares y de sus especiales máscaras.
Brujería es el grupo de creencias, conocimientos prácticos y
actividades atribuidos a ciertas personas llamadas brujas (existe
también la forma masculina, brujos, aunque es menos frecuente) que están
supuestamente dotadas de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de dañar.
La creencia en la brujería es común en numerosas culturas desde la
más remota antigüedad, y las interpretaciones del fenómeno varían
significativamente de una cultura a otra. En el Occidente cristiano, la
brujería se ha relacionado frecuentemente con la creencia en el Diablo, especialmente durante la Edad Moderna, en que se desató en Europa una obsesión por la brujería que desembocó en numerosos procesos y ejecuciones de brujas (lo que se denomina «caza de brujas»). Algunas teorías relacionan la brujería europea con antiguas religiones paganas de la fertilidad, aunque ninguna de ellas ha podido ser demostrada. Las brujas tienen una gran importancia en el folclore de muchas culturas, y forman parte de la cultura popular.
Si bien este es el concepto más frecuente del término «bruja», desde el siglo XX el término ha sido reivindicado por sectas ocultistas y religiones neopaganas, como la Wicca, para designar a todas aquellas personas que practican cierto tipo de magia, sea esta maléfica (magia negra) o benéfica (magia blanca), o bien a los adeptos de una determinada religión.
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